martes, 27 de noviembre de 2007

Soy tu dueño, Aurora. Capitulo III

El reloj daba las una de la madrugada y Aurora aun no podía dormir. Le ardía el cuerpo, las imágenes de aquella tarde danzaban en su cabeza, la atormentaban y prendían su deseo. "Quiero que sea de día y que las horas pasen volando...”, pensaba mientras miraba la luna a través de los visillos. Pensando en Armando, cayo profundamente dormida y por supuesto, soñó con el, que la besaba y que le hacia el amor suavemente.

Al despertar, procuro lavar las sabanas y enaguas a escondidas de su madre, ¿Que diría aquella señora si supiese lo que ocurrió en su ausencia? Estrujo y escobillo con ganas las telas, limpiando todo rastro de sangre que hubiese en ellas, Miraba las manchas y se emocionaba al recordar como habían llegado ahí. Armando, se había apretado contra ella, le abrió las piernas con los brazos y en una embestida, ubico su sexo y la penetro. Dulces recuerdos, solo hubiese deseado que el la besase al final y le dedicara lindas palabras. Pero no...Armando no era así

Armando era una bestia, tanto en los negocios como en la cama. Para el no existía la melosa frase "hacer el amor”, no, el solo tenia sexo. Entre mas brutal fuese este, mas placer le causaba, el dominaba la situación y adoraba a las mujeres bellas y sumisas. ¡Y afortunado el!, había encontrado lo que había buscado por años, en una deuda de juego con un adicto a las apuestas.

La mañana, entre pensamientos y calenturas, paso volando y a las cuatro en punto llego el prometido a buscar a su futura mujer. Lucia serio y elegante como siempre y al ver a Aurora, finamente vestida, le dedico una de esas sonrisas que la volvían loca. Se saludaron con el beso en la cara, se despidieron de Doña Clarita y partieron en carruaje hacia la Iglesia en donde tendrían charla con el cura. El viaje transcurria en silencio, Aurora contrariada y cabizbaja miraba por la ventana, hasta que la mano de Armando se poso en sus rodillas. Sin mirarla, apretándole las telas del vestido dijo casi murmurando :

-Desde mañana, no te pones más ropa interior, solo enaguas.

Sorprendida y con la cara roja como grana le contesto:

-¿Por que?

-Porque yo digo. Eres mía, Aurora y lo que yo diga, tu harás.

Aquellas palabras acabaron por avivar la libido de la muchacha. En un acto audaz de su parte, se levanto con dificultad el vestido, bajo la mirada atónita y endiablada de su prometido, agarrando su mano y ubicándola en su entrepierna :

-Bésame Armando, acaríciame, no me interesa que nos vean, vamos, acaríciame

Obediente como nunca, el hombre apasionadamente la beso y con sus dedos la hizo suya de nuevo, sofocando con su boca y lengua los profundos gemidos de placer que provenían del Alma de Aurora.


Ya en la iglesia, ninguno de los dos escucho al Padre, que hablaba de la seriedad del sagrado matrimonio, de los compromisos que ambos adquirirían y miles de cosas más que no importaban a la pareja. Se casaban porque así lo había acordado Armando con Doña Clarita y porque ambos habían encontrado un punto en común: La lujuria e individualmente porque ambos habían conseguido lo que deseaban; Armando a una mujer joven, sumisa y bella y Aurora, ell hombre de sus sueños del cual se había enamorado, por ser como era ; apasionado y sexual.


Al desocuparse, decidieron ir a pasear, paseo que fue una tortura para ambos, ya que lo menos que querían era conversar y mirar el paisaje. A eso de las 8 cuando ya oscurecía, Armando la dejo en su casa.

-Mañana tengo negocios que atender en Santiago, no nos veremos hasta el viernes. Cuídate y recuerda, no te pongas más esa fastidiosa ropa interior.

Se despidió con un frío beso de su prometida y partió. Aurora quedo estática, mirando desde el portal de su casa como se alejaba el carruaje, con los ojos llenos de lágrimas, "¿Porque el era así, apasionado en el sexo pero tan frió en el trato normal?

La pobre llego enferma a casa, paso la noche afiebrada, delirando y llorando. Su madre ni se imaginaba que le ocurría, pensaba que se había agarrado algo en el paseo, pero lo de Aurora era mucho más grave: Se había hecho dependiente de Armando.


Al hacerla suya de esa forma, al besarla al mirarla con aquellos ojos, ese hombre le había echado el yugo a la pobre muchacha.

Mientras su madre desesperada mandaba a buscar al doctor, Aurora se aferraba a la única foto que tenia de su amado, besándola y mirándola fijamente, esperando que aquella imagen saliese del retrato y le sacase la ropa a la fuerza.

Paso todo el Jueves llorando y delirando, el doctor no entendía que le pasaba.

-Quizás sean nervios por la boda que se aproxima, misia Clarita.- decía contrariado el pobre anciano que con impotencia veía como su paciente se retorcía en la cama y lloraba como Magdalena.

La enfermedad duro hasta que el viernes en la tarde volvió Armando a visitarla. Aurora salto de su cama , se tiro a los brazos de su prometido y agitadamente le suplico entre murmullos:

-Sácame de aquí, Armando, llévame a tu casa, por favor.

-Esta bien, vístete rápido y recuerda lo que dije sobre la ropa interior.

Velozmente, bajo los ojos observadores de Armando, Aurora se vistió y al rato, ambos bajaron de la mano y anunciaron sus planes de paseo a Doña Clarita. Esta , sorprendida por la asombrosa mejoría de su hija dijo:

-Pero la niña ayer estuvo muy enferma Don Armando...

-No se preocupe Doña Clara, lo único que necesita Aurora es aire fresco. La llevare a pasear a la playa, con permiso...

Y de la mano se la llevo corriendo cerro abajo hacia su casa en donde al entrar, subiendo las escaleras, ambos se sacaron a tirones la ropa. Al llegar al living, ya estaban desnudos, el se apegaba a ella mordiéndole el cuello y apretando sus pechos con furia mientras Aurora acariciaba con su mano el duro sexo de su pareja que rozaba sus nalgas. Armando la soltó , se sentó en el sillón y con la mirada, si mediar palabra la llamo ,luego acostándose en los suaves cojines de terciopelo verde esmeralda le pidió que se pusiera arriba de el.

-Ven, Aurora, hoy te tomare así, Súbete arriba mío

Ella caminaba febrilmente hacia el sillón...estaba extasiada con la vista del cuerpo desnudode su amante, con la pasión que palpitaba en sus palabras y lo imponente del sexo de Armando....Lentamente,apoyando las manos en el pecho de su pareja, se ubico arriba de el y con un gemido al unísono, ella fue penetrada.

Los dos estaban como poseídos, Aurora saltaba sobre Armando, el que se retorcía, sentaba y mordía los pechos de ella, cuando no, levantaba las caderas para llegar profundo dentro de la muchacha. Abría los ojos y la miraba gozar, aumentando así su excitación y llevándolo a tomar las suaves caderas de Aurora fuertemente, para subirla y bajarla al ritmo del movimiento frenético de ambos.


Armando se resistía a caer bajo el orgasmo, quería extender aquel momento lo máximo posible, hasta que no le fue posible y explotó dentro del cuerpo de una extasiada Aurora. Ambos cayeron rendidos el uno al lado del otro y por primera vez, Armando la beso dulcemente.

-Soy tu dueño, Aurora, eres mía, mía....- le confidenciaba con la respiración aun agitada, mientras le acariciaba el cabello

Ella se emociono profundamente al escuchar esas palabras, se refugio en su agitado pecho y se apretó a el, queriendo embeberse de su sudor. "Pronto estaremos casados y nada nos separara".

Aurora sabia que el no la amaba, pero mientras el la hiciese suya todas las noches, ella seria feliz...

2 comentarios:

Danny dijo...

pense que aurora iva a morir de calentura cuando estaba enferma:retard:, me sorprendi con el final, bueno supuesto final porque creo que viene la 4ta parte.







saludos
danny yankee

Paloma/// dijo...

hermoso tu blog,
lei parte de este capítulo,
tienes un estilo bastante parecido a maria luisa bombal y un poco de ann rice, muy bueno.

atte,
paloma