lunes, 7 de septiembre de 2009

Meet the Habsburgs : "And now...do you still love me?"


Franz acariciaba suavemente la palida mano de su mujer y le sonreia conciliadoramente. Sophie no atinaba a decir nada y le miraba seriamente.

-Empezamos tan bien. Por que las cosas tuvieron que tomar este camino.

-No te engañes que la cosa nunca empezo bien. Fue solo una ilusion de tu parte.

-Mimi...

-Por que no te vas y me dejas tranquila?

-No, no lo hare. Tu eres mi mujer, te adoro y no te dejare ir.

-Franz...estoy tan cansada de todo esto. No comprendes que esto no da para mas?. Por favor...dame el divorcio.

-Estas loca?. Eso nunca!,Sophie..te amo y quiero que volvamos a ser lo que fuimos

-Nunca fuimos algo. Por dios Franz Ferdinand!. Dejalo ya!.-chillo.

Se puso de pie violentamentamente y sintio una fuerte punzada en el vientre, recordatorio de su delicado estado. Se llevo la mano hacia el y le miro con rabia...la misma rabia que cargo en si al enterarse que estaba encinta.

Solo tenia dieciseis años, habian pasado tres meses de la boda y se veia sumergida en aquel problema que solo ella encontraba terrible. La familia estaba toda feliz y emocionada con la noticia, respirando tranquilos de haberlos casado antes de que el asunto fuese notorio.

-Te imaginas haber andado inventando historias de "sietemesinos". Por dios! ya nadie las cree!.- reia Ludwig Viktor


Carolath le miraba seria sintiendose identificada con aquello, porque le habia ocurrido al quedar encinta de Ludwig Franz. Por su parte Sophie estaba como en una burbuja, sobreprotegida y mimada por todos, en especial por Franz Ferdinad el cual estaba en las nubes por la pronta llegada de su primer hijo. Era todo lo que el deseaba, por fin tendria su familia completa y un lazo indestructible con Mimi.

La joven estaba aburrida, acostada haciendo reposo por peticion del medico y negandose a tejer o bordarle el ajuar a la criaturita. Estaba asqueada de todo, en especial de ver su esbelto cuerpo cambiar de forma tan dramatica y mas aun, de tener a su marido cerca en todo momento, hotigandole y calmandole antojos imaginarios. Franz, al ver la batalla mas que ganada, dejo que Otto la visitase, pues, que haria el con una mujer encinta?. Ya no le pertenecia, ella era sagrada, llevaba vida dentro suyo, no se atreveria a tocarla o llenarle la cabeza de promesas de amor que jamas cumpliria.

Pero se equivocaba. Al no serle reciproco en las atenciones que ella le daba para que la hiciese suya, Otto tomo su lugar satisfaciendola y haciendo caso omiso del doctor que le habia prohibido tener intimidad al menos hasta despues del nacimiento. Sophie , con seis meses y la salud ya estable no aguanto y recibio feliz y melosa las caricias y besos que su primo le daba. Se juntaban en el departamento de Johann Jensen , amigo de Otto y doctor, el cual "atendia" el embarazo de Mimi en su consulta privada y se dedicaban a explorar us cuerpos y a poner a prueba los limites del placer. A el no le importaba el estado de su amada ni en las condiciones en las cuales debian verse, la tenia consigo, dispuesta y mimosa solo para el, disfrutando la derrota de su hermano que se creia ya ganador por haberle hecho un hijo.

-Ganador de que?. Se las da de campeon por haberte desgraciado la vida?.- comentaba descansando y recuperando el aliento.

-Es su hijo. El se hara cargo. Yo no quiero saber nada de el.- respondia seria Mimi con la cabeza apoyada en el sudado pecho de su amante.

-Largemonos de aqui a lo que nazca?

-Si?

-Claro!. Yo estare un par de meses el Salzburgo terminando mi intruccion y al estar libre de aquello, no vamos por ahi. Te parece?

-Si, si!!. Vamonos a Praga. Yo quiero vivir en Praga!

-Pues Praga sera.

Feliz se aferro a el besandole ansiosamente la boca. Paro en seco , abriendo lo ojos de par en par cuando sintio el fuerte pataleo del ser que cargaba en ella.

-Te siente mal?

-Yo...

Se sentia confundida. Estaba segura de que no queria hacerse responsable de aquel bebè. Habia sido obligada a cargarlo dentro, pero no la obligarian a criarlo y amarlo . Ella se habia criado con "british nurses" y no veia por que aquel niño no habria de hacerlo tambien, pero, al sentirlo moverse, sentir que estaba ahi, la sobrecogia. Jamas se hubiese pensado en esa situacion y recordaba el incidente de su madre cuando Phillipe de Saxe Coburg la hizo abortar a golpes.

-Llevame a casa. Franz llegara y no quiero que comienze con sermones.

-Y te importan sus sermones?.- pregunto burlesco

-No estoy para drama.- contesto friamente, vistiendose.

Con aquella mezcla de sentimientos, entre comidas familiares y apasionadas tardes con su primo paso los nueve meses, hasta que llego el dia del parto. Empezo al atardecer con fuertes dolores de espalda y muerta de miedo se refugio en su madre y suegra las cuales le sirvieron de compañia y alivio.

-Calma, calma que es completamente normal.- le susurraba su madre.

-Desde ahora todo sera rapido. Solo tienes que respirar hondo y rezar.- aconsejaba Maria Theresa

Rezar...Rezar! . Jamas habia estado tan peleada con dios como lo estaba entonces. Le odiaba por los dolores que sentia y por haber marcado su destino de esa forma, uniendola al "idiota" de Ferdinand. Luego, para hacer su tortura aun peor, llego su marido para acompañarla, dispuesto a estar presente en el parto.

-No te quiero aqui!.- chillaba entre dientes

-Tengo que estar aqui. Es mi derecho.

-Tu derecho!. Tu no tienes derecho a nada. No tenias derecho a hacerme esto, mas cuando te deje la reglas del juego claras desde un principio!.

Carolath y Marie Therese observaban impavidas la escena. El pobre Franz callado mirando al suelo, mientras su joven mujer se retorcia reprochandole el sufrimiento que sentia en aquel momento. No sabian si quedarse siendo expectadora de tan patetico show o salir para acompañar a los "abuelos" que se encontraban expectantes afuera.

A eso de la media noche , despues de horas de recriminaciones, llantos, maldiciones y angustias, comenzo el trabajo de parto. Para aquel entonces, Mimi no podia mas.

-Venga, puje!

-No puedo, no puedo. Saquenlo ya!, no doy mas!

-No puede salir si no puja. Por favor, esto hara mas rapido todo.

-Anda, Sophie...puja.-pedia su marido

-Vete...vete..no quiero ver tu cara.- le respondia con la mirada fiera

-Puje, por favor!

Con un gran grito dio el primer pujo, con el salio la cabecita. El joven miraba atonito el nacimiento , sin atinar a decir ni hacer nada, solo no sacarle la vista de encima a su retoño.

-Uno mas! uno mas y sale.

Respiro hondo, dio un sollozo y pujò. De inmediato se sintio aliviada de cualquier molestia y escucho el llanto de su hijo...

-Es una nenita. Felicitaciones a ambos!.

Franz se acerco a la enfermera que limpiaba a la pequeñita y la enrrollaba en una frazada. Nacio completamente sana y hacia desplante de sus buenos pulmones. Las abuelas felices miraban la escena del emocionado padre y confortaban a la parturienta que miraba seria el techo.

-Vamos, Mimi!!. Ha nacido tu hija

-Hija, es preciosa. Ven Franz, muestrasela.- pidio Carolath

-No...

Silencio. Johann dio vuelta lentamente mientras se lavaba la manos, Franz le miraba desencajado y Carolath junto a Maria le observaban horrorizadas.

-Pero Sophie..

-Llevensela...llevense a ese bulto berreante. No le quiero ver.

-Marie Sophie..no sabes lo que dices.- replico molesta y sentida su suegra

-Maldito seas tu y aquella cosa. Vete de aqui que no quiero verte mas. Me has desgraciado de por vida!.

-Dio santo, niña!. Entra en razon!.- chillo horrorizada su madre

La nena lloraba cada vez mas fuerte y su marido, con lagrimas en los ojos le miraba petrificado y herido por el desprecio que Mimi les hacia a el y a la inocente criaturita.

-No tengo que entrar en razon en nada. Estoy completamente sana y en mis cabales. Se acabo. Esto no es asunto mio. Tu no querias hijos?. Pues ahi la tienes. Criala, amala y amoldala a tu manera. Yo no quiero saber nada con ella, ni contigo.

-Mimi...no nos hagas esto.-contesto con un hilo de voz.

Maria Theresa, ahorrandole mas humillacion a su hijastro lo saco del cuarto a rastras con la nena en brazos hacia una pieza continua. Carolath estaba totalmente shockeada y sintio el peso de la culpa sobre ella. Solo atino a decir, antes de salir del cuarto...

-Te arrepentiras de esto, Marie Sophie. Cada palabra que has dicho aqui hoy te pesara tarde o temprano.

-Dejame. Quiero estar sola.- respondio secamente.

Salio del cuarto y quedo con Johann a solas.

-Dile a Otto que quiero verle. Le escribiria una nota pero estoy muy debil.

-Si , si. Claro, yo le dire.- respondio aun impresionado por la cruel escena que tuvo que presenciar.

Sophie al estar sola y ya acomodada en su cama, se vio aliviada, libre, aunque adolorida. Ahora era solo cosa de tiempo para largarse de ahi y hacer su vida en Praga junto a Otto. Este llego horas depues a visitar a su prima. Llego con un gran ramo de flores para la "flamante" nueva madre.

-Es una broma, no?

-No, no lo es. Es un detalle para la mamacita.

-Callate...-- respondio molesta.

-Ya, disculpame.

Se sento a su lado y aprovechando la soledad le beso los labios y acaricio el cabello.

-Te ves bellisima

-Ya lo creo. Estoy sana, recuperandome pero sana. Me he sacado el parasito de adentro.

-Sophie...no hables asi.

-Ya comenzaras tu?

-No, pero..

-Ya, olvidalo. Mira, de aqui a dos semanas estare lista para partir, asi que ve comprando los tickets para tener todo listo.

-Perfecto , pero...la nena?

-Ya tiene su enfermera.

-Pero le encontraron ama de leche?

-No se ni me interesa. Ese es asunto de Franz.

-Si...el esta con ella, por eso no la pude ver.

-Yo tampoco la he visto.- menciono apretando la almohada.

Otto por primera vez en su vida reprocho internamente el comportamiento de su prima. No entendia cuanta frialdad, mas con un ser tan inocente como la pequeña. Al menos que partiese preocupandose que todo estaba bien y que tenia una buena ama de leche. Pero no...a ella solo le importaba salir de ahi lo mas pronto posible.

Para la mala suerte de la joven, la beba no acepto a ninguna de las amas de leche que su padre y abuelas le eligieron, aparte, la leche comenzo a bajarle a raudales endureciendole los pechos y enfermandola al negarse a amamantarla.

-No seas tozuda, hija. Amamanta a la pequeña

-No...no...- repetia febrilmente.

Se nego tajantemente hasta que Jensen le llevo a la bebe para que mamase, quisiese ella o no. Con eso se mataban dos pajaros de un tiro : la niña, que se habia alimentado mal por dias tendria buen alimento a su disposicion y Sophie saldria de la creciente mastitis que la afectaba.

Delirando, recibio y miro a su hja por primera vez. Tenia una suave peluita oscura de cabello, piel rosadita, un botoncito de nariz y las orejas del padre. Este observaba la escena prudentemente de lejos, emocionado de por fin ver a su mujer teniendo gestos cariñosos con la niña.

Al recuperarse, Marie Sophie tomando algo de consciencia, postergo los planes de huida, cosa que tranquilizo a Otto, el cual se sentiria culpable de dejar a la pequeña sin alimento . Se dedico a vegetar por la casa, a seguir encontrandose en lo de Jensen con su primo y a darle de mamar a la bebe, la cual fue bautizada como Maria Annunziata. Aun asi pasase tiempo considerable con su hija, esta tenia un trato distante con ella y se dedicaba a reprocharle a su marido los defectos de la pequeña.

-Saco tus orejotas y tu mirada saltona.

-No digas esas cosas.

-No salio en nada a mi. Vino a este mundo a ser recordatorio de el error que cometi al dejarte hacerme tuya.

Luego salia del cuarto dejando a la niña en los brazos de su apesumbrado padre el que la miraba con ternura y pena.

-Miana, mi pequeñita bella. Tu madre no sabe de lo que habla...

La acercaba a si y la besaba amorosamente en la frente, para luego arrularla hasta que caia dormida..

Pronto, a los cuatro meses de nacida Annunziata, Sophie comenzo a desaparecer de casa, a llegar a altas horas de la madrugada y a actuar erraticamente. Franz suponia que andaba en malos pasos, pero no imaginaba que su hermano estaba detras de esto. Le creia aun en Salzburgo dandole instruccion a los cadetes, pero nuevamente estaba equivocado.

Se juntaban ahora en el burdel de Frau Von Traut a beber, bailar y a dejarse llevar por la pasion en forma descarriada y decadente. Fue entonces que Sophie, por diferentes razones, cayo en el mismo torbellino que, casi diez años atras, habia caido su madre....



-Yo no te dejare ir. Me niego a perderte.

-Perderme?. Pues nunca me tuviste!. Tu sabias que amaba a Otto desde un comienzo.

-Si, pero...pero yo aun puedo hacerte amarme.

-Deja de hablar estupideces.

Camino unos pasos y un fuerte dolor en el vientre la hizo caer sentada sobre el sillon.

-Sophie..- dijo diligente mientras se acercaba a ella

-Alejate.

-Dejame cuidarte, dejame amarte. No sabes cuanto te extraño. Estoy dispuesto a perdonarte todo. A ti y a Otto.

-Que tonto eres.

-No soy tonto. Solo te adoro y no concibo mi vida sin ti. Ha sido un verdadero via crucis todos estos meses....Vamos, vuelve a mi.

-Odiame.

-No puedo. Te amo demasiado para albergar cualquier sentimiento hostil hacia ti.

-Ah si?

-Si.- contesto con una candida y esperanzada sonrisa al ver la centellante mirada azul de su mujer.

-No debieses...

-Y por que?. Ya te dije que no me importa y que estoy mas que dispueto a hacer borron y cuenta nueva junto a ti .


Guardo silencio y luego respondio:

-Quieres saber por que estoy asi?

-Como?

-Por que estoy postrada en una cama en vez de estar pasandola divino en Biarritz.

-Pero ya se. Tuviste un grave accidente mientras galopabas. Yo siempre te dije que no debias de andar tan rapido.- contesto sonriendo

-Pero eres mas bruto de lo que pensaba!

-Por que lo dices?

La joven puso ambas manos en los hombros de Franz y luejo, entre risitas y con una malevola mirada, le contesto.

-Estoy asi porque me arranque de adentro el bastardo que me engendraste de regalo de despedida.

Estaba confundido y tieso. No esperaba aquella respuesta. Se puso mecanicamente de pie y tambaleo. Sophie reia al verlo shockeado, pero aquello le duro solo hasta que este volvio en si y le dio una dura cachetada que retumbo en el dormitorio. La cara le ardia y de su nariz corria un hilo de tibia sangre.

-Maldita..Maldita!

-Ahora me amas?. Continuas amandome devotamente?.- pregunto

-Eres una perra maldita, sin corazon!!.

-Sabes?. Esto se complico porque ya estaba avanzado. El muy ladino crecio sin provocarme sintomas. Era un niñito. Estaba completamente formadito por lo que dijo la comadrona.- comento burlonamente.

-Eres una desgraciada, maldita, Perra!.- gritaba entre lagrima mientra la zamarreaba agarrandola fuertemente de lo bucles.


El escandalo era tal que al unisono entraron al cuarto Otto , Carolath y Franz Joseph a separarlos. Ferdinand estaba fuera de si, maldiciendo a viva voz a su mujer y no queriendo soltarla, mientras Franz trataba de apaciguarlo y Otto trataba de golpearle. Por su parte, Carolath abrazaba a su hija la que reia con la boca y menton embadurnados de carmesi.

-Pero que ocurre aqui?!.- preguntaba escandalizado y asustado el emperador.

-Maldita, maldita!.- lloraba desesperado el joven.

-Animal!. Tu no aprendes?!. Deja a Sophie en paz, rastrero!.- le gritaba Otto.

Desde el final del pasillo se escuchaba a la pequeña Annunziata, asustada preguntando entre gritos que ocurria mientras su Nanny le trataba de calmar cantandole dulces canciones de cuna para distraerla de la violenta tormenta que se desencadenaba unos cuartos mas alla...

(Continuara..)

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