martes, 29 de enero de 2008

Musa de los Velos Blancos....



Julio 1899: Uno de los veranos más calurosos de los que recuerdo. Las enaguas fastidiaban, las medias y todo el ropaje hacían más asfixiantes los días. Mo y yo nos habíamos hecho amiga del abanico y el heladero de la esquina, el cual nos refrescaba las tardes con helados gratis

-Para mis dos bellas damas...tomen.- decía el señor cerrándole un ojo a Maureen. Al tiempo después supe que era uno de sus muchos amantes.


Pasaba mis vacaciones mirando por la ventana y esperando a que Lionel pasase a buscarme. Una tarde en particular, hastiada de corsé, enaguas y vestidos, decidí darme un baño de agua y hielo para después andar en casa con una fina bata de gasa que Mo me había regalado para mi cumpleaños pasado

-Ya eres toda una mujer Allegra, y como tal que eres, te regalo esto. Es finísima, digna de una mujercita como tu.- dijo al borde de las lagrimas.

Me deshice de toda la ropa que tenia puesta y me metí a la tina, para refrescarme un rato. Estaba entrando en trance y agradeciendo al Heladero por las bolsas de hielo regaladas, cuando alguien comenzó a tirar piedrecilla tras piedrecilla contra la ventana.

Molesta por tal impertinencia en el momento en el que al fin había logrado refrescarme, me pare furiosa, desnuda, mojada y tal como andaba, me asomé por la ventana. Era el....Con la chaqueta a cuestas, las mangas de la camisa arremangadas y el pelo alborotado.

-Ah Eras tu!

-Allegra....- miraba embobado mi torso desnudo.

Al darme cuenta de mi desnudes, me tapé con el visillo y lo mire con los ojos y boca apretados.

-Que haces aquí a estas horas?

-Me desocupe temprano de la academia y pensé en venir a verte....hace calor no?

-Si mucho....justamente me estaba dando un baño.

-Hm...y esta Maureen en casa?

-Si, esta en la terraza con unos amigos.

-Ah....- respondió desilusionado

-Quieres entrar?

-Y Maureen?

-Ahh, no importa. Solo procura sacarte los zapatos para no hacer ruido. Espera, bajo de inmediato.


Tome la vaporosa bata y me la puse sobre el cuerpo mojado. Bajé sigilosamente y abrí despacio la puerta de calle. Lionel entro mirando para todos lados, preocupado de ser atrapado por Mo, y al cerrar la puerta, me aprisiono contra la pared y me besó.

-Ya, ya...! ahora subamos, no querrás que te pesquen y te echen de patada a la calle.

-Por supuesto que no!, subamos.

De la mano y a paso lento lo conduje escaleras arriba hacia mi dormitorio. Al llegar a el, cerró la puerta tras el y arrojó sus pertenencias al suelo.

-Cuidado!.- dije sobresaltada.- no metas ruido!

-Disculpa, disculpa, es que....pareces un ángel con aquella bata...

-Ahh no es para tanto!

Me observe de reojo en el gran espejo que adornaba gran parte de mi dormitorio y lo que vi, el lo describió perfectamente en una carta que me escribió desde Philadelphia unos meses después

"La visión que tuve aquella tarde me hizo olvidar todo el calor y tedio de una jornada ardua y de pocos frutos en la academia. Había tenido un día horrible y el clima no lo hacia mejor, pero tu...con aquella bata transparente y sonrisa angelical, borraste de golpe todo rastro de rabia o molestia que haya tenido en ese entonces.

Una visión perfecta que aun me tiene trastornado; tus pechos desnudos y mojados pegados a la tela, tus labios siendo mordidos por aquellas blancas perlas y el triangulo negro de tu entrepierna pidiendo a gritos ser besado....ahh Ally, te extraño tanto!."

-Ya!, Lionel! por favor, deja de mirarme así

-Lo siento, no lo puedo evitar...te ves preciosa.

-Mejor sácate la ropa y acompáñame en la tina. Le he echado hielo para que refresque más.

En un dos por tres se bajó los suspensores, desabrochó su camisa, se saco los pantalones y con el la ropa interior. Quedo desnudo, sonrojado, traspirado y tembloroso frente mío, con las pupilas fijas en mi.

-Que te pasa? Como si nunca te hubiese visto desnudo!, ven, vamos al baño.


Me hundí hasta el cuello en la refrescante agua, mientras mi novio, continuaba observándome fijamente.


-Me estas poniendo nerviosa con esa mirada.

-Disculpa disculpa, es que, no puedo sacarte los ojos de encima.

-Preferiría que todo tu ser se pusiese encima mió.... ven, métete a la tina.

En cámara lenta, entre temblores y castañeo de dientes se hundió en el agua y al momento de estar instalado, frente a mi, me acerqué y lo bese apasionadamente. Su cuerpo estaba al fuego vivo, respiraba pesado y me besaba desesperadamente. Tomo mis caderas firme y fuerte con ambas manos, las levanto y se deslizo lento dentro mío. Me apegué a el, acaricie sus cabellos y rodee su cuello con mis brazos.

-Mas lento, mira que rebalsa el agua!.

-Que importa...después yo seco.


Me contagio su pasión y desenfreno, tanto así que el agua alcanzó a llegar a mi pieza, haciendo un ruido infernal en el sube y baja desbocado de mis caderas. Al terminar, aun conmigo a horcajadas arriba de el, se hundió completo en el agua.


Al salir de la tina, mojados como estábamos, nos tiramos a la cama y el cuerpo de Lionel volvió a subir de temperatura. Mientras lo acariciaba, de un salto se sentó en la cama y se dirigió al piano.

-Que haces?!

-Se me ha ocurrido algo...Papel y pluma?

-En el mueble de al lado...Pero Lionel, ven a acostarte!

-A lo que termine, amor…

Se puso a escribir notas y a tocarlas a medida que las plasmaba en papel. Media hora estuvo en eso y al final, toco una melodía dulce y preciosa. Al terminar de tocar, dio la vuelta y con ojos vidriosos y mejillas rojas, dijo:

-"La musa de los velos blancos". Así se llama esta melodía...es tuya Allegra…

-Es Hermosa querido!. Gracias!

Lentamente se paro del banquillo y cayo pesado a la cama. Al besarlo, le tome las mejillas y estas estaban hirviendo.

-Lionel....estas ardiendo..

-Es por ti amor mío...

-No no, no es broma, a ver.

Con mis labios en la frente, tomé su temperatura. Era claro....tenia fiebre, mucha fiebre.

-Estas muy afiebrado...ahh! Lionel...Que hago?!

-Abrázame y acaríciame... solo quiero eso.

Tenía los ojos entreabiertos, los labios secos y tercianas en el cuerpo. Al verlo tan mal (jamás había visto a alguien así de afiebrado, ni siquiera yo, siempre he gozado de buena salud) me asusté y a lo único que atine fue a vestirme, a ponerle la ropa interior y secar rápido el suelo mojado del baño. Al tener todo listo y al pobre delirando y moviéndose de un lado a otro en la cama, bajé en búsqueda de Mo

-Mo...Mo!!

-Que pasa, mi vida?

-Es Lionel...

-Que pasa con el?

-Esta ardiendo en fiebre!

-Y como sabes eso?

-Esta en mi pieza teniendo alucinaciones y tercianas

-Y a que hora llego que no sentí la puerta??

-Hace algún rato, hmm... Ya venia afiebrado de la calle.

-Ahh pobrecillo...vamos a verlo.


La conduje a mi pieza en donde examino al pobre, con su mano chequeo la temperatura y el diagnostico fue el mismo que había pensado yo.

-Se ha agarrado una gripa de aquellas. Por que tiene el cabello mojado?

-Se lo mojo al llegar...

Me miró y notó que también tenia en cabello un poco mojado, sonrió y dijo:

-Hmm...Ya. Quédate junto a el, yo iré a buscar una medicina que tengo en el botiquin y de paso prepararé algo de sopa de pollo. El chico se quedara con nosotras, por lo menos hoy...Pero ah!, en la pieza de huéspedes.

-Si Maureen....por supuesto.

Se retiro de la pieza y le susurre a mi novio al oído:

-Ya te vas a sentir mejor, Maureen te hará una sopita de pollo y te dará una medicina para bajar la fiebre.

-Allegra...me duele el cuerpo.

-Si, es por la gripa. Relájate y espera, que te pondré un pañito frío en la frente.

Al pararme, agarro mi mano y la apretó fuerte, murmurando:

-Te amo, pequeña

A lo que respondí con una sonrisa en labios:

-Yo también, amor.

Solté su mano y fui a mojar un pañuelo. Al volver al dormitorio, Maureen le estaba dando la medicina, la cual debe haber sabido a diablos puesto a que la faz pacifica que Lionel tenia se había deformado entera al entrar aquel líquido oscuro a su boca.

-Me quiere envenenar Miss Feherty??! Esto sabe a rayos!

-Si sabe mal significa que te hará bien. Toma un poco de jugo para que se te quite el sabor de la boca..Hoy te quedaras con nosotras. Prepararé la pieza de huéspedes y estaremos pendientes de tu salud. Si en un par de horas sigues mal, llamarè al doctor.

-Muchas gracias Miss Feherty.

-No tienes de que agradecer, muchacho. Ally...cuida del chico, yo volveré con mis visitas. A lo que este lista la sopa de pollo te aviso.

-De acuerdo Mo.


Al final no fue necesario llamar al doctor. Mágicamente, unas horas después la fiebre bajò, pero Lionel siguió fingiendo malestar, solo para colarse a mi cuarto de noche y hacerme suya hasta el amanecer...

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