miércoles, 8 de julio de 2009

Meet the Habsburgs : "Like Romulus and Remus"


Sophie apenas susurraba y su marido estaba a punto de perder la cordura. Se sentia asqueroso y culpable del colapso de su mujer la cual no paraba de sangrar.

-Que mierda le hiciste a Sophie , Otto?!!.

-Y me preguntas?. Has sido tu TU!!

Entonces irrumpio Carolath y al ver a su hija en aquel lamentable estado, llamo a la sirvienta para que fuese rapidamente a buscar al doctor, pero que hiciese todo con total discrecion para no alborotar los animos en la iesta y en especial, para que Franz Joseph no se diese por enterado.

-Accidente a caballo...creen que naci ayer?.- dijo molesta a su sobrino

-Que insinuas, Carol?.- pregunto Franz F

-Mejor que lo hables con tu mujer cuando reaccione, dios santo. Que niña mas loca!.

-No se imagine cosas que no es nada de lo que usted piensa.- dijo Otto tranquilo, pero con las mejillas al rojo vivo.

Para la suerte de los jovenes, el doctor que atendio la llamada fue un camarada de fiestas de la pareja, el doctor Johan Jensen, el cual despues de examinar a la joven, dio su "diagnostico".

-Es su periodo, solo que mas abundante debido a la caida.

-Esta seguro?.- pregunto la mujer preocupada

-Pues si. No se preocupen, solo tienen que alimentar a Sophie con alimentos ricos en fierro y vitaminas. La pequeña necesita recomponerse de aquel fuerte golpe.

Carol, algo desconfiada despidio al galeno y quedo a solas con Otto y Franz los cuales no paraban de darse miraditas de odio. Dos hermanos, los cuales habian sido unidos, separados por una mujer...

Todo habia comenzado en la pre adolescencia cuando ambos vieron florecer a una bella Marie Sophie ante sus propios ojos, hermosa, de cabellos dorados, profundos ojos celestes y boca mordedora. Se le solia ver serena pero detras de todo, era la instigadora de travesuras infantiles, fiestas a escondidas y demases. La pobre habia adquirido un caracter discolo y rebelde despues de la muerte de su hermano menor cuando la vida familiar tomo un rumbo sombrio y decadente. Ludwig y Carolath se entregaron a la bebida, las fiestas y cuanta cosa dañina se les cruzasen por delante, siendo la pequeña testigo de todo esto.

No era raro que cada noche hubiese alguna bacanal en casa. El matrimonio recibia a sus amigos, tomaban y comian hasta perder el control y luego armar escandalo entre gritos y risotadas. Mimi era testigo de todo esto, espiando por las puertas semiabiertas como sus padres perdian la cordura en aquellas orgias de licor y perversion.

Ella jamas olvidaria una de las visitas "habitue" de estas fiestas, el principe Philippe de saxe Coburg, el cual, mas que por las libertinas amigas del matrimonio, parecia tener un fuerte interes por Carolath, tomandola para si cada vez que podia. Philippe era amigo de años de Ludwig y se habia hecho visitante frecuente de la mansion despues del fallecimiento del pequeño. En la desgracia de aquella muerte , el principe habia encontrado la oportunidad que deseaba hace tiempo para hacer de Carol su amante.

En los oscuros recuerdos de Mimi, quedarian las veces que encontro a su madre, semidesnuda, sentada en el regazo de aquel desagradable hombre, mientras leia versos bastante subidos de tomo y la mano de el perdiendose bajo las blancas enaguas con ondulantes movimientos, o cuando ya casado con la joven Luisa de Belgica, se desnudaban y corrian borrachos por la casa. Mimi era testigo de todo esto porque se negaba profundamente a pasar los fines de semana junto a su hermano, con aquel hombre que tanto detestaba, Franz Joseph y preferia hacerse la dormida y vivir en la decadencia junto a sus padres.


De repente , sin aviso, las fiestecillas de a poco terminaron, hasta que la casa volvio a sumergirse en el silencio. Ludwig salia seguido y Carolath se quedaba en casa bordando o recibiendo visitas de sus amigas. Se negaba a recibir las visitas de un arrepentido Kaiser el cual ansiaba con volver a tener aquella complicidad intima de antaño. La joven estaba parca, apenas atendia a sus hijos y se le veia palida como papel.


Solo tiempo despues se supo el motivo de esto. Sophie como siempre espiaba tras de las puertas cuando un furioso Philippe irrumpio en la mansion.

-Y a ti que carajos te pasa!.

-Yo...prefiero que no vengas mas.

-Pero por que?!. Carolath, nosotros nos entendemos, nos llevamos muy bien!. si piensas que Louise es la traba de todo, pues no lo es. Ella sabe la relacion que tu y yo tenemos...

-Quiero que te vayas...

-Carol, por favor...

Se agarraba de las faldas de la mujer la cual miraba hacia abajo con los ojos mojados en lagrimas.

-Que te ocurre?.

-Quieres saberlo?.

-Pues si! Lo que sea que impida nuestras citas, quiero saberlo!.

-Yo...

Mimi no escucho bien, pero la forma como se le deformo la cara al hombre fue radical. Rojo de ira, levanto del brazo a Carolath la cual tenia aun la vista fija en el suelo.

-Es mentira!.

-Te mentiria con algo asi?.

-Dios mio...dios mio. Esto no puedo ser, tu lo sabes bien!.

-Y que haremos entonces?. Ya esta hecho!.- respondio pegandole en el pecho.

-Pues lo arreglaremos!.

-No...

-Que dices?!

-No. No arreglaremos nada. Vete...ya no quiero verte mas.

Le empujo y camino arrastrando los pies hacia el pasillo. Phillipe temblaba de rabia y se acerco a ella gritando

-Estas loca! . Sabes que no puedes!!. Esto sera completamente distinto a tus "historillas" anteriores!. Sera notorio!. Que dira Louise?!. Que diran sus padres!.

-Me importa un carajo. Vete, desaparece de mi vida.- respondio suavemente mientras se apoyaba al portal para no desfallecer.

El hombre camino decidido hacia ella y le volvio a agarrar del brazo, se perdieron tras el umbral de la salita y se escucho un fuerte portazo. Silencio...


Sophie se aferraba a "Bonni", temblando de inquietud por aquella macabra tranquilidad despues de la tormenta. Minutos despues escucho como la puerta se abria y el hombre salia apresudaramente arreglandose el sombrero. Mas silencio. Mimi decidio ir lentamente , movida por un sombrio presentimiento, a ver como estaba su madre. Suavemente, casi en puntillas, se dirigio al cuarto contiguo donde encontro a Carolath echa ovillo en el suelo, llorando suavemente y agarrandose el vientre.

-Madre?.

No le contesto, solo sollozaba.

- Mamita que te ocurre?.

Se acerco a ella y vio como trataba de ocultar parte de su rostro notoriamente rojo e hinchado.

-Mami...que te hjizo aquel hombre?.- pregunto arrodillandose junto a ella.

-Vete a tu cuarto, Mimi. Dejame sola...

-No, no te dejare solita...

Carol se retorcia y su cara demostrabsa dolor profundo. Sophie se acerco a ella y al moverla para acurrucarla pudo ver un pequeño charco de sangre. Aquello la horrorizo de sobremanera, solo atinando a dar el mas pavoroso de los gritos.

-Mamà!!!!!!!!

Fue entoncves que las sirvientas fueron a su ayuda y pronto Ludwig estuvo en casa para consolar a su mujer. Sophie le conto todo lo que vio, con lujo de detalles y pronto la noticia del estado de Carolath llego a oidos de Franz Joseph el cual no dudo en vengarla, mandando un grupo de matones a darle la paliza de su vida al principe, el cual, despues de aquel episodio, desaparecio de la corte vienesa, mas no su mujer Louise que, a hurtadillas se escapaba a la casa de su amiga para verla y conversar. Sabia todo lo que habia ocurrido y aborrecia con toda su alma a aquel marido impuesto que habia resultado ser una bestia en todo ambito.


Por su parte, las vidas de Carolath y Ludwig dieron un cambio radical, ambos conservando su estrecha amistad, pero haciendo vidas discretas y paralelas. Por su parte, Ludwig tenia amorios con uno que otro joven y Carol, aun destruida por la perdida de dois hijos, habia conocido gracias a su marido a un atractivo tenor frances llamado Victor Capouel, el cual se convirtio en su ferviente y fiel amante por años.

Con madre y padre ausente, extrañando a su "pere" Napoleon y criandose con institutrices, llego Mimi a la adolescencia. Se habia convertido en una mujer preciosa, de curvas pronunciadas, y un innato toque de distincion al vestir, hablar y andar. Era una muchacha que, a pesar de su corta edad, desviaba miradas y daba que hablar, aun asi no hubiese sido aun presentada en sociedad.


Su mundo giraba alrededor de su primo Otto, fiel compañero y las artes teatrales. Mimi cantaba, actuaba, bailaba y era virtuosa del piano, causando el orgullo de su padre "adoptivo, Ludwig, su madre y su padre biologico, el cual veia de lejos las hazañas y logros de la hija que nunca lo reconocio como progenitor y que le odiaba con toda su alma.

Por otro lado, sus primos mayores le seguian cual perritos falderos donde ella fuese, pero al unico que ella consideraba era a su "Otto". Franz Ferdinand era el que siempre estaba ahi, pero que miraba desde lejos la complicidad que su hermano menor tenia con la mujer que lo traia loco desde que tenia memoria. Franz sentia amor verdadero por su prima, de esos amores calcinantes y llenos de pasion juvenil. Mientras observaba con furia a su hermano el cual impavido fumaba en un rincon, recordo aquella tarde de 1880 cuando, junto a Otto, siguieron a Mimi y amigas a un riachuelo internado en un bosque cercano a la casa de sus tios. Era un dia de calor excepcional y Sophie habia decidido ir a resfrescarse al rio. Sus amigas estaban un poco reticentes a la idea.

-Pero, como lo haras? te pondras traje de baño.- pregunto Lettice

-Pues no, desnuda.

-Estas loca!- farfullo una de ellas llamada Eliza.

-No, pero que quieren que haga? que me meta con aquella horrible pieza de lana?.

-Es lo que se usa para esos casos.

-No. A lo mas me dejare la ropa interior.

-Yo creo que...

-Nada, Eliza. Van o no van conmigo?

-P...pues si. Pero para cuidar que no hayan moros en la costa.

Partieron felices con una cestita de cosas para comer y riendo algo escandalizadas por lo que ocurriria. Por su parte, los hermanos que habian escuchado todo, siguieron sigilosos a las tres chicas, cuidando de no ser vistos. Al ya estar instaladas, , Mimi comenzo a desvestirse rapidamente porque ardia de deseos de que su piel tuviese contacto con la resfrecante agua. Otto, que ya habia tenido oportunidad de verla semidesnuda , solo reia picaramente al observarla sumergirse y emerger con la ligera tela pegada a su piel, mientras Franz alucinaba, incluso recordaba haber babeado al verla. Era todo lo que habia imaginado en sus fantasias y mas. Estaba tan alterado por la vision que tenia en frente que salio corriendo hacia detras de un pino para respirar hondo y calmar sus palpitaciones, pues su corazon parecia querersele escapar del corazon.

-Y a ti que te pasa? que nunca habias visto a una mujer en paños menores?- pregunto Otto muerto de la risa

No le contestaba, miraba al suelo y de a poco, mientras su hermano le cuchicheaba, comenzo a urdir un plan para que su prima cayese definitivamente en sus brazos...



-Que le hiciste a Sophie?.- susurro a su hermano

-Nada. Yo jamas le haria daño.

-Llevas haciendoselo toda una vida.

Otto se puso lentamente de pie y dirigio hacia su hermano. Luego, muy tranquilamente, le solto :

-El que le ha hecho daño eres tu. Tu te entrometiste entre nosotros. Nunca olvides eso.

Dio una larga aspirada al cigarro para luego tirarle el humo en la cara a Franz el cual permanecia livido, con la vista fija en el cuarto de Mimi, pensando en como todo habia pasado y que, a pesar de todo, su hermano algo de razon tenia...


(Continuara)

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