viernes, 7 de marzo de 2008

For Better or Worse. Chapter V

A finales de 1864, John se involucró aun mas en la actividad secreta confederada, viajando a Montreal, Canadá a reunirse con sus camaradas. A pesar de no querer involucrarse y acompañarlo, el convenció a su mujer de que lo acompañase.


-Solo serán 10 días. Nos quedaremos en un lugar hermoso y disfrutaremos de la nieve del lugar.

-No quiero toparme con tus amigos.

-Juro que no lo harás. Te mantendré lejos de ellos, pero por favor, acompáñame.


Accedió y viajaron un 11 octubre. Los 10 días pasaron rápido y fueron como una luna de miel. John solía ir a sus reuniones clandestinas de noche y durante el día, compartía con Cathy, paseando por las frías calles de Montreal y disfrutando de la vida en pareja. Al volver a Estados Unidos, la joven notó un cambio radical en la actitud de su amado. Se le notaba más lejano y solía tener frecuentes escapadas de casa, las que a veces, duraban días. Catherine comenzó a temer por John. Una noche en particular, después de haber estado fuera casi una semana de casa sin explicación, a su llegada, Cathy enfrentò a Booth.


-Donde estabas…?

-No te puedo decir.

-John...que esta ocurriendo. Me asustas....has cambiado tanto.

-Catherine, amor mío....no hay nada de que preocuparse. Estoy bien, todo esta bien, y estará mejor en un tiempo mas.

-A que te refieres?

-Ya lo sabrás...en este momento no te puedo decir nada y por favor, no me pidas que abra la boca. Ven, abrázame, te extrañe tanto.


Lo abrazó fuertemente y apretó los ojos. "Esto terminara pronto....nos casaremos y seremos felices para siempre" se dijo a si misma. Después de una corta semana de tranquilidad, ambos viajaron a New York en donde John junto a sus hermanos volverían a interpretar la obra "Julio Cesar". La velada comenzó en tranquilidad, Catherine estaba sentada en las primeras filas, emocionada de volver a ver a su hombre y sus cuñados actuar de nuevo juntos. El show estaba comenzando cuando disturbios y gritos desde el exterior obligaron a suspenderla.


Aun con sus vestimentas romanas, los 3 hermanos junto a Catherine salieron para ver que ocurría. La multitud gritaba "incendio!, Incendio!", mientras algunos ayudaban a los encargados del hotel, conjunto al teatro, a apagar el fuego iniciado en el. Entre toda la batahola y confusión, la joven miró hacia abajo y vio en el suelo, panfletos referentes a la causa confederada. Agarró uno y después observo a John que se veía bastante feliz y satisfecho con el caos que estaba ocurriendo. Después su mirada se desvió a Edwin que estaba al lado suyo, mirando el panfleto que tenia en la mano, con gesto horrorizado y de cólera.


La mañana siguiente, al despertar, se encontró sola en la cama y sintió fuertes gritos que provenían de la salita de estar de la suite. Asustada, se puso la bata y entró intempestivamente al cuarto. Eran John y Edwin que peleaban a viva voz :


-Estas fuera de tus cabales Jake!. No puedes condonar aquellos actos!.

-Es por la patria hermano, por la patria!

-Pudo haber muerto alguien!

-Y acaso en la guerra no han muerto bastantes ya?. Todo por la brillantes ocurrencia de nuestro presidente..

-
Estas completamente loco. Has perdido el rumbo....

-Estoy mas cuerdo que nunca Edwin...y si he de morir por la causa...lo haré.


Aquel tono y mirada que dio John a su hermano al mencionar aquellas palabras helò la sangre de Catherine, la que dio un gemido de angustia y terror. Solo en ese instante los hermanos se dieron cuenta de la presencia de la joven en la habitación. John la miró sorprendido y Edwin apenado.

-Disculpa Catherine.- dijo Edwin acariciando el hombro de ella en forma de despedida.


Al quedar solos en el cuarto, ambos se miraron con consternación y en silencio por un buen rato. El primero en romper el silencio fue Cathy...

-Ya no mas John, por favor....Mira lo que esta haciendo con tu vida!


Con mirada angustiada, el joven se acerco a ella, la tomó de los hombros acariciándolos y dijo:

-Ya no hay marcha atrás, Catherine....lo siento.


Besó su frente y se encerró en el dormitorio, dejando a la muchacha fría, apoyada contra la pared. Los meses que siguieron a ese episodio fueron relativamente tranquilos, hasta Marzo, cuando John, en pro de su causa, sedujo a la hija del ministro norteamericano en España, Lucy Hale, para sacar ventaja de la relación. Catherine pronto se enteró de aquello, al encontrar un pañuelo bordado y perfumado en el bolsillo de una levita de Booth.


-Que significa esto, John.

-Cath...yo te lo puedo explicar...

-Explicar que? Que tienes un affaire con otra?. Y por lo que veo, bastante fina?

-Es por la causa, amor...

-La causa, la causa!. Tu perdición John!!. Aun no te das cuenta de lo que esta haciendo con nosotros?. Cada vez separándonos mas!., Quien es esta mujerzuela que es "tan importante" para TU causa?

-Es la hija del ministro norteamericano en España.

-Y que provecho sacaras de aquella relación?

-Ninguno personal, te lo aseguro. Pero será importante para nosotros y para toda la nación.


Trató de acariciarle el rostro, pero la joven no lo dejo. Subió apresuradamente al cuarto, empacó unas cuantas cosas y bajó decidida a despedirse de John.

-Yo ya no puedo más con esto....deberás elegir, entra tu maldita causa y yo.

-No...No te vayas, Catherine, por favor.

-Ya ha sido demasiado...Estaré en lo de Ella y por favor, no me vayas a buscar, al menos que sea para decirme que ya dejaste toda esta estupidez de la confederación. Adiós.


Antes de que Booth mediara palabra, cerró la puerta y caminó segura, pero triste, hacia la Mansión Bourne. Dos semanas pasó refugiada donde su amiga, no queriendo tener noticias de John, el cual todos los días, sagradamente iba a buscarla. Su persistencia en querer a Catherine de vuelta solo tuvo resultado el 12 de abril de 1865, cuando desecho en lagrimas y en estado de desesperación total, llego a la mansión de Ella a llevarse a su mujer con el.

-Ya te he dicho un millón de veces que no quiere verte.

-Ella, por favor, dile a Catherine que la necesito a mi lado, ahora más que nunca.

-Solo si me aseguras que has renunciado a tus actividades clandestinas. De lo contrario no solo te negare verla, sino también la entrada a esta casa.

-Ella, por favor..Catherine....Catherine!!!!


Tal fue el escándalo, que la joven, angustiada por el estado de su amado, bajò corriendo las escaleras para encontrarse con el.

-John...

-Cathy, mi Cathy...


Si tirò a los brazos de la muchacha y la besó desesperadamente. Luego, con los ojos llenos de lágrimas y movimientos nerviosos, de su chaqueta, saco una cajita y la abrió ante la sorpresa de la joven y la gente que la rodeaba.


-Catherine Hennessy....se mi esposa...

-Oh John....yo...

-Di que si....prometo hacerte feliz para siempre.

-Solo prométeme que dejaras atrás el asunto de los confederados.

-Lo que quieras, lo que quieras...

-Entonces si....acepto...



Feliz, John puso el anillo en el dedo de la joven, la besó y con un aplauso, las chicas del Bordello y Ella celebraron el compromiso.


-Y...cuando será la boda?.- preguntó feliz Ella

-Hoy en la tarde. He pedido hora en la iglesia y nos casaremos a las 4 de la tarde.

-Tan rápido?.- dijo sorprendida Cath

-No quiero perder ni un día mas, querida.


A las 4 en punto de la tarde del 12 de abril de 1864, John Wilkes Booth y Catherine Adelaide Hennessy contrajeron matrimonio en una pequeña capilla en las afueras de Virginia. Después de la ceremonia, John le rogó a su nueva esposa que pasasen a un estudio fotográfico para tener un recuerdo del día.

-Después se la mostraremos a nuestros nietos.

-Y les diremos que tuvimos una boda para nada común. Preguntaran: "Donde esta tu vestido de novia, abuela?".- dijo riendo la flamante novia.


Entraron al estudio y conversaron con el fotógrafo. Catherine se sentó en una silla y John tomó posición al lado de ella, de pie. Catherine lucia feliz y John con un gesto fatalista en la cara.






-Mama...Mamá

-Aquí estoy, Saffy...

-Papá!, has llegado!. Te extrañe!

-Si mi amor, papi ya esta aquí.- dijo el, tomándola en brazos


La mujer se acerco a ellos y se sentó al lado de su marido el cual tenia en brazos a la pequeña, que aun se restregaba los ojos sacándose el sueño. Apoyó la cabeza en el hombro de su pareja y fijó los ojos en la mesita de centro en donde figuraba en primer plano, el retrato de aquel día de la boda, fotografía que decía mucho del porvenir que les esperaba como matrimonio. Tan feliz, tan despreocupada lucia ella posando con su crinolina, mientras su marido, con la mirada, lo decía todo...



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