miércoles, 6 de febrero de 2008

Miercoles de cenizas


-Allegra!, apura el paso que no llegaremos nunca a misa!

-No quiero ir!!

-Iras mujer!. Es Miércoles de cenizas!

-Es realmente necesario ir?

-Si lo es...ya, péinate, arregla tu ropa y ponte un abrigo.


Así era Maureen, diabla como ninguna pero devota católica, como buena irlandesa. Era el Miércoles de Cenizas de 1900. La gente acudía en masa a la iglesia, no solo por deber, sino también para agradecer a Dios de que a final de siglo no hubiese acabado con el mundo. En ese instante evidenciaba los primeros síntomas de embarazo (tenia 1 mes y tanto y aun no estaba enterada de mi estado); dolor en los pechos y fatiga, por lo cual, arrastrada por mi Madrina, presencié toda la misa con cara de muerta y rogando porque terminase pronto aquel martirio.


Tenìa la vista fija en el vacío, mascullando la letra de una canción cuando, al mirar hacia el ala derecha del templo, vi a John, muy apoyado contra uno de los pilares, cantando a viva voz y observándome fijamente. Abrí los ojos de sobremanera y continué cantando. Una descarga de adrenalina corrió por mi cuerpo y la fatiga y dolor corporal paso al olvido. John era sinonimo de diversión y eso tendría después de misa.

Casi al final de la cháchara eclesiástica, Maureen me arrastro hacia la fila para ser untada en la frente por el padre con la “Cruz de cenizas”.


-Si, voy en un segundo, deja tomar algo de aire afuera y al volver me pongo en la fila.

-Esta bien, esta bien!. No te demores!


Caminé chocando con la gente hacia la salida y al querer poner un pie fuera, Jake me agarro del brazo.

-Epa epa!, donde vas?

-John!, que haces aquí?!


-Yo pregunté primero. No seas impía y ponte a la fila conmigo a recibir la comunión.

- Ya pues!, a que viniste?!

-Vine a misa, es miércoles de cenizas , no?. Y tu donde ibas?

-Yo iba a tomar algo de aire y ahh! Cuéntale a otra ese cuento, tu no vas a misa ni que te lo imploren. .

-Hmm...Es verdad. Si, iba para tu casa y vi que venias para acá entonces te seguí.

-Y Lionel?

-Mike (Así solía llamar John a su hermano) esta en la academia para variar. Recuerda que tenía unos exámenes importantísimos. Estará hasta muy tarde encerrado en ese vejestorio. Avanza, que ya vamos a llegar frente al padrecito.

-Te saldrá humo de la frente cuando haga la señal de la cruz en tu frente!

-Si si, me darán convulsiones y expulsaré espuma por la boca.- dijo riendo


Llegamos frente al padre y fuimos ambos untados con aceite y cenizas en la frente. Mientras me hacían la marca de la cruz, observaba a John que se mordía los labios y ponía los ojos en blanco como simulando un ataque. Molesta por tal impertinencia le mandaba miradas de molestia y desapruebo.


Al salirnos de la fila nos topamos con Mo , que se sorprendió y alegro de ver a John (en aquellas fechas no tenia idea de que también estaba involucrada con el) en aquel lugar tan particular para alguien como el.


-John Blythe!, mira donde te encuentro.

-Tenia que venir a expiar mis culpas Miss Feherly. De vez en cuando vengo a misa.

-Ven, siéntate con nosotras mientras termina la liturgia. Así que a expiar culpas?….jajaja que gracioso eres!


Se sentó a mi lado y por supuesto, mientras Maureen tenia la vista y mente fija en lo que hablaba el padre, John me subía la falda, agarrándola con los dedos desde mi rodilla.


-Para.- susurraba

-Por que no vamos a la habitación del padre?

-Shssst cállate y escucha la predica.

-No, no quiero. Tengo cosas mas divertidas en mente.

-Después me cuentas pero ahora déjame escuchar

-Como si te importase lo que habla el viejujo


Le pegué un codazo que lo tranquilizo un momento, pero al rato después estaba de nuevo acosándome, acariciando con su pie mis pantorrillas. Al terminar el servicio, me agarró del brazo y se apegó a mí.

-Miss Feherly, me llevo a Allegra donde mi hermano, lo iremos a buscar a la Academia y después a pasear por ahí.

-Esta bien, pero tráiganla a casa temprano

-Ningún problema. A las 9 en punto estaremos tocando a su puerta


Apenas me alcancé a despedir de Mo, porque me agarró del brazo y arrastró por las frías calles de Manhattan, apurado y ansioso, mientras me burlaba de su habilidad para mentir.

-Pero que cínico eres , hombre!. A donde me llevas con tanto apuro?


-Vamos a jugar billar por ahí.

-Y donde seria eso?. Que yo sepa a estas horas no hay ningún lugar de billar en el que me dejen entrar, lo de Meeghan abre después de las 10 de la noche...

-Tu camina y síguele el paso al cìnico. Yo se donde.


Caminamos por callejuelas húmedas y apestosas a ron barato, hasta llegar a una puerta de emergencia al final de un callejón .

-Y esto?

Sacó unas llaves de su bolsillo y abrió la puerta.

-Esta, será nuestra guarida toda la tarde.

Entrè y quedè sorprendida mirando alrededor

-John Sidney Blythe, como diablos conseguiste las llaves de este bar?!

-En mi caso, querida noviecita, no te cuento ni el santo ni el milagro.

-Conociéndote no creo que lo hayas conseguido en buenos tratos.

-Da lo mismo como lo conseguí, querida, lo que importa es que tendremos intimidad, silencio y tranquilidad hasta las 8. Quieres algo para tomar?

-Soda?.- dije sentándome en el bar

-Allegra!, mira el inmenso stock de licor que tenemos a nuestra disposición y tu pides soda!. Nada de eso, toma whisky conmigo.

-Si te va a tranquilizar...

-Tan linda y dócil que eres.

-Es solo para callarte la boca ya que se que insistirías molestando como pulga en el oído.


Rió y me sirvió un whisky doble con soda. Después, con ambos vasos en la mano, se sentó al lado mió sobre la barra del bar.

-Toma linda. Brindemos...por mi astucia, por tu belleza...y por como te haré gozar esta tarde.

-Eso lo veremos mas tarde, pero bueno...Salud por aquello!

-Salud!

Al rato después ya estaba besándome el cuello y tratando de meter sus dedos en mí entrepierna.

-John, para, para...No íbamos a jugar billar?

-No...Noooo, no quiero. Ven para acá y bésame.


Me paré de un salto y caminé hacia las mesas de billar.

-Tú dijiste que jugaríamos billar y lo haremos.

-No puedo en este estado.

-Úsalo de taco!.- dije muerta de la risa.

-Eres cruel mujer...me acaricias la entrepierna, luego me dejas ardiendo y...

Me acerque un poco a el mirando su frente. No me había fijado, pero aun conservaba la cruz de ceniza.

-Aun tienes la cruz en tu frente....- dije entre risitas

-Ah si?, tu igual.

-Imposible, me restregué con un pañuelo y debió de haber salido.

-No, aun esta ahí, negra y en la mitad de tu frente...

Corrí hacia un espejo y la sorpresa fue mayúscula al ver la cruz aun ahí.

-John...pásame el vaso de whisky por favor!

-No digas que vas a tratar de sacarla con licor!

-Pues si...con agua no serviría.

-Ah pues! entonces eres mas impía de lo que yo creía!

-Cállate y pásame el vaso!


Se acerco a mi y muerto de la risa imito lo que hacia. No hubo caso, la cruz no salía.

-Ahora estaré hasta no se cuando con esta cruz!. Como actuaré mañana?!

-Puedes hacer tu show inspirado en el Miércoles de Cenizas!. Así vestida de monja con escote y mostrando los encajes de tu ropa interior…

-Ya para!.- dije pegándole un manotazo.- mejor me llenas el vaso hasta el tope. Necesito tomar!.

-Como quiera, jefa.


Llenó el vaso a punto de rebalse y me lo alargo. De la rabia que tenia lo tome al seco y al instante, el mundo comenzó a cambiar de colores…

-Ya John...Ahora si, con cruz o sin cruz...jugaremos billar. Te reto!

-Estamos borrachos Ally...no daremos una!

-Quizás tú no puedas, pero yo si....mira...


Saqué un taco, acomodé las bolas en triangulo


-Bola ocho, cariño....Mira lo bien que juego. Elijo las lisas!


Puse tiza en la punta del taco mirando a John que se acercaba tambaleando hacia mí. Me incliné hacia la mesa haciendo rozar mis pechos con la madera forrada y quedé tiesa al sentir las manos de el acariciando mis caderas.

-Me harás fallar...

-Demuestra tu maestría conservando la calma, noviecita.

Me costaba fijar la vista y sus movimientos detrás de mí, me distraían aun más. Tragaba saliva y sentía las manos de el subir las muselinas y desabrochar su cinturón a la vez.

-Fallaré por tu culpa.

-Entonces no eres tan genial como decías

Al tratar de hacer el tiro, acaricio mis muslos y entró de golpe en mí. Mágicamente, aunque el tiro fue horrible las bolas se deslizaron por la mesa y las lisas se introdujeron en su totalidad (bueno, para ser sinceros, todas menos una), en los hoyos.


En ese instante yo ya había tirado el taco sobre la mesa rasguñando la verde tela y riendo entre empujones. Al el terminar, cayo como dirigible pinchado sobre mi espalda y dijo aun con la respiración agitada al oído:

-Tengo que darte crédito Ally, en verdad eres buena.

-Ahora es tu turno....mete las rayadas.

-Espera, espera...deja recuperarme.

Nos despegamos y con los pantalones abajo, caminando a pasos cortos, hizo su tirada.

-No hay caso....me ganaste!

Reí y me apoye en un pilar mientras desabrochaba el vestido. Cuando termino de quejarse y tirar las bolas de un lado para el otro, miro hacia mi lado y siguió el jueguito.


Terminamos revolcándonos en las 4 mesas de billar del local y tomando botella y media de Whisky. Al retirarnos, caminamos como pudimos hacia un café y tomamos litros de aquel amargo bebestible entre temblores y nauseas para quitarnos la borrachera.


La gente pasaba y nos veía sentados en la acera, el uno al lado del otro, con un vaso de café en la mano, la cara descompuesta y la maldita cruz de ceniza en la mitad de la frente!


1 comentario:

brenda maar dijo...

Me encantó la historia.El lugar elegido fue magnifico, nada mejor que un lugar andrajoso!
En ocasiones imagino ese tipo de situaciones, al vez algún dia escriba alguna en mi blog.