lunes, 21 de enero de 2008

Eramos 3...Capitulo II


Mientras cantaba y bailaba, su mirada me quemaba. Lionel parecía no darse cuenta de lo que estaba ocurriendo en ese momento. Aquel arrogante chico se me había metido por los ojos e instalado en mi mente, perturbándola aun en los momentos íntimos que compartíamos mi novio y yo. Pensé que era algo que pasaría con el tiempo, el volvería a Long Island y nos dejaría tranquilos. Pero no, el había llegado para quedarse. Lo que nunca pensé que seria conmigo, de una forma u otra, hasta su muerte.


Después del show fuimos los tres a tomar a un bar cercano al teatro y por primera vez, vi el "Jing- Jang" que los dos hermanos conformaban. Lionel era el medido, cauteloso y responsable, y John , por ser el menor, el rebelde, el desmedido y la "oveja negra de la familia.

-John, para, no sigas bebiendo..

-Lionel!, deja de darme sermones!, tengo que celebrar mi libertad y mi llegada a la "gran manzana". Sabe usted, bella dama , que el año pasado me expulsaron de la escuela?...Si, los hijos de puta aquellos me expulsaron por el simple hecho de haber visitado un burdel...ja!.

-Supieran en mi escuela lo que hago de noche...

-Escuela? Escuela?.- bramo John

-Si, estoy terminando la preparatoria, tengo 17 años. A que creía que era mayor?

-Vaya, si, lo pensé...oh...es un año menor que yo- dijo aproximando su vaso de whisky apresuradamente, como queriendo apagar algo en su interior, mientras Lionel me miraba embelesado, sintiéndose orgulloso de su "pequeña mentirosilla".

A mitad de la velada, deje a ambos hermanos en la mesa, para acudir al baño a tomar un poco de aire, me sentía asfixiada, no por lo caldeado del ambiente del local, sino por las miradas y los choques de pies que John me daba por debajo de la mesa. Al entrar, me apoye en el lavamanos, me mire al espejo, arregle el maquillaje corrido y me mojé la cara. Contemplando la confusión que se reflejaba en mi ser estaba, cuando la puerta se abrió de improviso.

-John!, que haces aquí?!

-Solo quería verte a solas un momento.

-Sale por favor, no quiero tener problemas con Lionel.

-Shsst, no los tendrás

Se acerco y me tomo de la cintura, apretándome contra si. En ese apretón supe cuales eran sus intenciones conmigo, era obvio.

-Suéltame, por favor!.

-Allegra...Allegra....- decía mientras besaba mi cuello y escote.

-Estas borracho!

-Y si no lo estuviese? Me dejarías follarte?

Lo mire indignada y le enterré el taco del zapato en su pie. De un salto se hizo a un lado y me dejo libre mientras se quejaba del dolor.

-Eres muy insolente John Blythe...

-Respóndeme!, me dejarías hacerte mía?

Abrí la puerta y mirando por el rabillo del ojo, respondí susurrando.

-Dudo que algún día te vea sobrio golpear la puerta de mi casa.

Cerré la puerta y me dirigí hacia mi novio.

-Te sientes bien, querida?

-Si si, me siento bien, pero estoy muy cansada. A lo que vuelva John nos vamos, ya?.

Me miro serio y luego beso mis labios.

-Esta bien, será mejor así.

John llego a los 10 minutos, cojeando y con los ojos vidriosos. Con eso recordé una canción de las primeras que cante en el teatro.

"Ay hombres, seres llenos de lujuria!, si no le abres las piernas, con la mano se las arreglan"


-Vamos John, Allegra esta cansada.

-Bueno, vamos.

-Y a ti que te paso?

-Nada, que me he tropezado con el urinal y me he pegado fuerte en el pie.

-Idiota, eso es por el licor. Deberías bajar las revoluciones

-Lionel.. Por favor., ahora no.

El viaje en coche fue de lo mas incomodo. En un lado íbamos Lionel y yo y al frente John, mirándonos fijamente mientras nos besábamos y acariciábamos. En el momento de la despedida, al besar mi mano, se acerco a mí y susurró:

-Algún día… lo juro.


Y con esas palabras danzando en mi mente, caí dormida. No tardo mucho en cumplir su promesa. Mientras mi novio andaba de visita en Philadelphia, golpeo mi puerta.

-Y tu que haces aquí?

-Cuando yo hago un juramento, lo cumplo.

A empujones mientras nos abrazábamos y besabamos me subió por las escaleras y terminamos en el pasillo, contra la pared, teniendo sexo. Ahí vi otras diferencias no obvias entre el y su hermano. Lionel era de lo mas cariñoso y dulce a la hora de amar. Se dedicaba tiempo extra en besar mi cuerpo de punta y cabo, a diferencia de John, que su punto fuerte era dar besos y caricias violentas tan apasionadas, que no había necesidad de jugueteo previo para recibirlo sin problemas dentro mío. Aprovechando la ausencia de mi madrina y de Lionel, esa tarde la gastamos en conocernos, explorarnos y hacer locuras, cosas que jamás había hecho, pero de las que si había escuchado en comentarios de mis compañeras de escena.

-Miel en el cuerpo Beatrice!, échate miel en el cuerpo y déjala que el la lama, después cojan como locos sintiendo el pegoteo de ella!

-Ponle un espejo grande frente a la cama y despues mirense mientras lo hacen!

- Así como lo hacen los perritos, pero procura afirmarte bien porque no seria nada de sexy ni excitante que con la presión de las embestidas de el cayeses de boca Pauline!.

Reía y gozaba mientras me afirmaba de los barrotes de la cama tratando de no caer de boca como contaba Mary, mientras John gemía como loco y apretaba mis pechos con fuerza.

Después de una semana de desenfreno y alcohol (al final termine cayendo en sus excesos. Estaba embobada con el), Lionel por fin regreso. La noche de su llegada, le hicimos una gran fiesta de bienvenida en mi casa (aprovechando la ausencia de Mo que en este instante estaba de viaje con uno de sus amantes de turno). Como nunca, Lionel bebió de todos los licores que habíamos comprado para la ocasión y entro en un estado de locura que John , y yo también, para que negarlo, aprovechamos. Me desvestí insinuantemente frente a ellos y me senté entre los dos en el sillón, desvistiendo a Lionel, mientras John, apurado hacia lo mismo a mis espaldas.

La sinfonía de besos, gemidos y palabras inentendibles fue solemne. Mientras una boca me besaba el cuello, la otra recorría mi espalda, mientras una mano acariciaba mi sexo, la otra apretaba mis pechos, mientras un cuerpo se apretujaba a mi por detrás, el otro bajaba, lamiendo desde el cuello hasta mi entrepierna con ansiedad y hambre.

Indescribible fue lo que ocurrió durante esa noche, solo puedo decir que toque el cielo, fue el equilibrio perfecto entre ternura, lujuria y pasión animal. Esa mañana desperté y encontré a Lionel con los ojos abiertos mirando el techo con un halo de perturbación alrededor de el.

-Lionel...yo...

-Esta bien, esta bien...no fue tan terrible como lo había imaginado

-Imaginado?

-John siempre bromeaba con esto, nunca lo tome en serio. Me sorprende que lo hayamos hecho...

-Estas enojado?

Sonrió, me tomo de la barbilla y acariciando con su otra mano mis pechos desnudos, dijo:

-A pesar de haber estado borracho, lo que vi en tu rostro mientras lo hacíamos, fue la expresión más bella que he visto en una mujer. Tanta felicidad, placer y emoción que me dejo mudo. Incluso algunas lágrimas corrían por tus mejillas...


Sonreí encantada y sorprendida, mientras John comenzaba a despabilar posando su brazo en mi cintura, siendo aun acariciada con pasión y ternura por su hermano mayor.


Al rato despues, todo comenzo de nuevo, John se apretaba a mi besando mi cuello y poseeyendome con ìmpetu mientras yo, en la desesperacion de la excitacion y el sopor del placer rasguñaba las carnes de Lionel, mordiendo su boca y gimiendo contra ella . El , Excitado con la imagen que tenia frente suyo, guiaba mis temblorosas manos hacia su entrepierna y se apretaba a mi, haciendo de aquellos 3 cuerpos, solo uno.


Sobrios pero Extasiados, frente a un gran espejo, mirabamos con risa y excitacion exacerbada, nuestros cuerpos uniendose, rozandose y doblandose de formas insospechadas, tratando de tocar la cuspide del placer con los dedos. En eso pasabamos los las semanas, los dias, las horas y los segundos. Yo era la reina y ellos mis fieles lacayos, dispuestos a todo para hacerme feliz.

Cuando no estabamos encamados o haciendo mil locuras sensuales, bailabamos, cantabamos, tocabamos musica, saliamos de paseo por las calles de New York uno a cada lado mio ofreciendome el brazo, corriendo por Central park haciendo yo el papel de presa y ellos de cazador, Observando las puestas de sol en Coney Island o simplemente nos contemplabamos, tirados en el suelo, desnudos frente a la chimenea


Ese seria solo el comienzo del "Trío dinámico", seriamos inseparables, aun si las circunstancias fueran adversas para nosotros.


Fin capitulo II








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