jueves, 31 de enero de 2008

El intento de suicidio de Maurice Blythe II



Daba botes como pelota sobre sus muslos, me apretaba a el y no quería que terminase. Con apretón de carnes y gemido ahogado, todo termino. Sudados y embobados nos miramos el uno al otro y al el sonreírme, volví en mi.


Rápidamente salí de encima de el, arreglé mi ropa, peinado, tome mis cosas y su navaja. Al darme vuelta para despedirme, el yacía en la cama, mirando el techo con el brazo apoyado en su frente y la ropa interior aun en la altura de sus rodillas.

-Adiós Maurice, espero no verte más...

-Hasta luego amor....hasta luego.

Abrí la puerta y salí perturbada de aquel dormitorio maldito. Camine con la vista fija por el pasillo y Venie me agarro de una manga cuando la había pasado de largo.

-Dee...que paso?, como esta?

-Eh...ahh Venie, si si, esta perfecto. Recuperó la consciencia y vivirá...si vivirá. Eso es lo más importante de todo.

-Gracias a dios! que bueno!. Iré a visitarlo mas tarde.

-Si si, estaría bueno.

En el coche, después de mucho observarme en silencio, mi preocupada amiga, pregunto

-Que pasa Deirdre?. Por que estas tan perturbada?

Mentí descaradamente...

-Y no tengo motivos?. Un hombre casi muere por mi culpa!

-Pero ya esta bien, además que prometió no volver a atentar contra su vida, no cierto?.

-Si si, se lo hice prometer.

Suspire y con gestos, le di a entender que no quería continuar hablando de aquello.


Al llegar a casa, Henry estaba esperándome en el hall de entrada, caminando de un lado a otro y fumando como loco. Al verme entrar, se abalanzo hacia mi, me besó y abrazó.


-Oh Deirdre, Deirdre...amor mío.

Con culpabilidad y vergüenza, lo abracé y bese su cuello.

-Todo esta bien. Hable con el y no volverá a molestarnos mas.

-Hablas en serio?

-Si...lo hice ver que toco fondo y que todo este absurdo era caso perdido.

-Ahh Amor...que alivio! Que alivio!

Me apretó entre sus brazos y levanto del suelo besándome feliz y aliviado. Al soltarme, lo besé suavemente en la mejilla y me excusé un minuto para ir al tocador.


En el baño, tranquilamente me desvestí. El vestido olía a el, mis enaguas olían a el, mi piel olía a el. Llené la tina y me bañé, restregando con furia todas las partes que fueron tocadas, acariciadas y besadas por el. De noche no pude dormir, los sentimientos de culpa, mezclados con la rabia, la vergüenza y el placer de recordar lo exquisito que fue a pesar de todo, me tenían dando vueltas en la cama.

El día después, fue peor. Me centré en lo de la obra, ensayando los textos y tratando de sacarme aquellas eróticas imágenes de la mente pero todo en vano. Henry no parecía darse cuenta de aquello, puesto a que hice un papel magistral enmascarando mis sentimientos de culpa y ganas de repetir.


El calvario duró hasta que no di más de la desesperación y mintiéndole descaradamente a mi marido (le dije que me juntaría con Venie a pasear y conversar, siendo que ella se encontraba en la campiña junto a una vieja amiga inglesa), me dirigí al hospital. Al llegar a la habitación, el se estaba arreglándose el saco y preparándose para volver al hotel. Pareció no sorprenderse al verme ahí, como estupida, parada en el portal.

-Pensé que vendrías mas temprano...

-No se que hago aquí, pero...

Se acerco y con la mano, me tapò la boca.

-Tu no sabes, pero yo si se. Espera que llegue el doctor y me de el alta oficial. Te llevarè conmigo.


Su mirada era tan potente y penetrante que me tenía temblando por completo. Al llegar el doctor, lo reviso, habló con el y le dio pase para abandonar el hospital. Salimos a paso rápido, caminando por las frías calles de Londres hasta que encontramos un hotelucho de mala muerte.

-Acá o nada. No te puedo llevar al hotel por razones obvias. Mañana buscare un lugar para establecerme en la zona y buscare empleo como actor en alguna compañía inglesa.

-No importa, no importa....como sea.- repetía entre suspiros


Estaba prendada a su brazo mientras pedía la habitación, lo miraba embelesada y con el corazón a punto de salírseme del pecho. Me sonreía mientras subíamos las escaleras y me tomo en brazos para entrar al dormitorio.


Me arrojó a la cama y se devolvió a cerrar la puerta con llave. Sin mirarme y lentamente, haciéndolo adrede, se saco la chaqueta, el chaquetin y la corbata, después dio media vuelta y quedó parado en frente mío, observándome con aquellos ojos verdes fijamente, mientras se arremangaba los puños de la camisa.


-Apuesto mi vida a que Henry jamás ha hecho esto...

-De que hablas?.- pregunté con voz temblorosa


Sonrió por mi ingenuidad y se puso de rodillas ante mi…Olió las telas de mi falda y después la levanto hasta mi cintura junto a las enaguas. A continuación, separo mis temblorosas piernas y beso mis muslos con amor y devoción. Lo hacia suavemente, para volverme loca, alternaba besos con delicadas mordidas, apretando mis piernas contra su cuello. Después, mientras mi cuerpo saltaba por las cosquillas que sus besos provocaban, con su lengua, comenzó a explorar mi sexo de punta a cabo. La impresión me hizo chillar y preguntar asustada.

-Que haces?!

No respondió, siguió en su tarea, concentrado y mirando de vez en cuando mis reacciones. No pregunté más y me dediqué a disfrutar el momento. Con los movimientos de su lengua, succion, combinado con sus gemidos, no tardé mucho en explotar entre convulsiones, jadeos y hasta lágrimas. Jamás había sentido algo igual.


Estaba semi muerta, tirada en la cama tratando de recuperar el aliento cuando en un violento movimiento, me dio vuelta para desabrochar el vestido.


-Quiero verte desnuda... Quiero besar hasta el último rincón de tu cuerpo.

El vestido voló por los aires, al igual que el polisón, el corsé y las enaguas. Apegado a mí, moviéndose ondulantemente, aun vestido me besaba desesperado y apasionado. Luego, comenzó a sacarse la ropa rápidamente...


-No aguanto mas....- decía mordiendo las palabras observándome, desnuda y sonriente sobre la cama. Al estar el listo se abalanzó sobre mí que lo esperaba con las piernas abiertas y comenzó su vaivén sin control. Fueron horas de aprendizaje, placer, gemidos y dolor. Al atardecer, mientras el yacía desnudo fumando, comencé a vestirme.

-Quisiera que te quedases conmigo esta noche.

-No puedo, tengo que volver a casa.

-Te veré mañana?

-Trataré, pero no te garantizo nada. Diablos!, necesito lavarme...


Río a carcajadas y dijo:

-No te laves, así, en el camino me recordaras...

-Estas loco...y que si Henry se da cuenta?.

-Te llevo de vuelta conmigo a Estados unidos, te divorcias y te casas conmigo.

-Ni en sueños....ahhh! esta agua esta fría!

Se paró y se dirigió hacia la cubeta,

-Yo te ayudo


Sus manos tibias calentaron la barra de jabón y entre besos y restregadas, me lavó .Después me seco, me vistió y hasta me peinò.


-Ahora si...te entrego impoluta a tu querido maridito. Juntémonos mañana, o sino moriré...

-No lo digas ni en broma.- dije en tono violento.

-No...Ya no más....te tengo a ti...compartida pero es mejor que nada. Mañana a las 4?

-A las 5:30...tengo prueba de vestuario.

-Perfecto...a las 5:30. En Battersea Park, al lado del gazebo

-Ahí estaré

Me besò con su boca salada y partí hacia mi casa extrañamente feliz , con el cuerpo aun convulsionandose de placer y las imágenes de el despeinado, besando mis pechos mientras me hacia suya, vividas y latentes en mi mente....


1 comentario:

Anónimo dijo...

me gusto niña! sigue!! me encantó como sigue la historia!!!!