Carolath por su parte, ya viendo que no habia caso con su hija decidio pasar con su marido una larga temprada en Francia disfrutando de las alegres noches de Paris y la compañia de su amante, el tenor Victor Capoul, eso si no alejando de sus pensamientos a Maria Sophie , Franz Joseph y en especial a su nieta, a la que consideraba una muchachita brillante y sensata,
La sensatez de la que tanto alardeaba su abuela estaba a punto de irse al demonio con las constantes provocaciones de Joseph Ferdinand hacia ella. Hace algun tiempo habia puesto los ojos en la niña que tanto le miraba y dedicaba suspiros y se habia interesado en ella de sobremanera. La soñaba ligera de ropas e incluso en los lugares mas inesperados sentia su suave perfume a lavandas. Franz Ferdinard habia notado quer algo extraño ocurria con su primo y su hija y un dia no dudo en ir directamente al grano.
-Quiero que hablemos de algo.
-Claro, como no...
-Maria Annunziata...- dijo con la garganta apretada
El joven trago saliva y miro hacia su copa de licor.
-No es nada malo. No quiero que lo tomes a mal, pero...
-Si si, comprendo. Eres su padre, obviamente para ti esto es algo dificil...
-Que ocurre entre los dos?
-Pues....nada.
-No me vengas con eso!. Los he visto, como se miran, las sonrisitas...
-Amigo, Yo digo que nada. Solamente un flirteo inocente. De lejos.. ya entiendes
Franz se preguntaba "Que tan inocente", recordando que hacia exactamente lo mismo con Mimi.
-En serio. Puedes hablar con Miana, ella te lo confirmara...
-No , no, no es necesario. Confio en ambos. A mi solamente me gustaria saber que pretenciones tienes con ella.
Suspiro y luego respondio :
-Solamente las mejores.
El tono de aquella confesion fue suficiente para ver que anidaba sentimientos profundos y sinceros hacia su hija.
-No esperaria menos de ti.- contesto sonriendo con candides
El estimaba mucho a aquel primo lejano que habia sido siempre un fiel compañero de campo y confidente y sabia que seria un esposo fiel y cariñoso para su hija. Pero, que opinaba la joven?. Sabia que ella suspiraba y se sonrojaba al estar cerca de el, pero mera el sentimienhto lo bastante profundo como para llegar a algo mas serio. No dudo en preguntarselo.
-Padre!. Por que haces esas preguntas?
-Porque me interesas y me gustaria de saber que pasa por esa cabecita y ese corazoncito.
Los dos, por las constantes ausencias de Mimi habian creado un profundo vinculo en el cual primaba la sinceridad. No pudo mentir y avergonzada hasta el tuetano , confeso:
-Lo amo.
-Estas segura?
-Mucho. Padre...yo cuando lo veo siento volar. Se me hace un nudo en el pecho y el corazon parace querer salirse de aqui.- contesto apretandose la pechera del vestido.
El lo entendio todo. Ella amaba a Joseph Ferdinand como el amaba a Marie Sophie. La abrazo y luego acariciandole el cabello dijo:
-Tu mereces toda la felicidad del mundo, y si aquella felicidad esta al lado de el, yo les doy mi bendicion.
Sorprendida, levanto la cabeza y pregunto:
-De que hablas?.
-Ya veras...- contesto guiñandole el ojo.
No tardo en enterarse de que hablaba su padre. Emocionado al tener el apoyo y bendicion de su primo, Joseph , un seis de febrero de 1896, le pidio matrimonio a la archiduquesa Maria Annunziata. La noticia alegro mucho a la familia e hizo un poco mas tenue la "otra" noticia que no gustaba mucho al Kaiser, la del compromiso de su sobrino con una plebeya llamada Sophia Chotek.
-Sophia! Sophia!!. Si es que este pelafustan no te puede quitar de la mente. Se ha encontrado una mujercita con tu mismo nombre !.- bramaba sarcasticamente
-No bromees, Otto...- contesto algo cabizbaja
No se lo esperaba, pensaba que su ex marido viviria una vida en soledad, dedicado a su amado ejercito y a su hija, pero no. En una de sus visitas a la casa del Archiduque Friedrich, conocio a esta bella mujer que lo cautivo por completo. Ella jugaba con una pequeña de rubios cabellos, hija de una de las damas de compañia de la archiduquesa Fransiska. Cautivado por la dulzura de la imagen se acerco a ambas. Recogio una muñeca y se la alargo a la niña.
-Toma, creo que esto le pertenece.
-Muchas gracias .- contesto haciendole una reverencia y sonriendole.
"Aquella sonrisa...aquella sonrisa...le parecia tan familiar"
-Sossie!. Tienes que ser mas cuidadosa con tus juguetes. Disculpela usted.
-No, no tiene de que preocuparse. En todo caso no seria la primera vez que tropezase con algun juguete.
Se sonrieron y ese fue el comienzo de una linda relacion, la que a tiempos se veia ensombrecida por los fantasmas de su relacion anterior. No habia caso, aunque amase a Sophia, Mimi siempre estaria tatuada a fuego en su corazon.
Rapido pasaron los preparativos para la boda. Miana no daba mas de alegria de que al fin su sueño dorado se fuese a concretar. A pesar de sus cortos quince años, tenia muchas ganas de armar una familia, tener hijos, criarlos , amarlos y darle todas las atenciones que su madre no le dio. Con felicidad veia que su prometido tenia las mismas aspiraciones y entre candidas conversaciones le habia confidenciado:
-Yo quiero una familia muy numerosa, seis hijos a lo menos.
-Joseph!, tantos asi?
-Pues claro, uno detras del otro, para que crezcan unidos y se hagan compañia. Te gusta la idea.
-Si, mucho. Siempre quise tener hermanitos .- suspiro con pena.
Y llego el dia de la boda, el diez de Octubre de 1896. La ceremonia fue sobrecogedora. Miana en todo instante apretaba la mano de su novio y este la observaba con ternura y devocion. El Blanco del vestido la hacia parecer un angel y sus padres con orgullo y de lados contrarios la miraban embobados. Franz habia asistido en solitario a pedido de su tio, el emperador el que no veia con nada de buenos ojos que su sobrino, el que heredaria el trono se fuese a casar con una mujer "comun y silvestre" y Marie Sophie, ya sin verguenza en la cara, acompañada de Otto, engarfiando su brazo al de el. A pesar de todo lo dicho y hecho, aquello aun le hacia daño al pobre Franz...
Despues de la ceremonia se ofrecio un gran banquete en honor de los recien casados. Ambos no paraban de sonreir, el dia era perfecto, mas para Miana que veia a su madre cambiada, radiante y feliz al lado de su tio. No era lo que ella hubiese querido, pero adoraba a ambos y se alegraba de que ellos estuviesen tan contentos como ella. Queria que todos fuesen feliz ese dia, queria proyectar aquel bienestar que sentia dentro suyo a todos. Casi lo lograba, pero su madre se las arreglaria, sin querer, de opacar aquella alegria....
Mientras la recien casada conversaba con su madre y tio, Franz Ferdinand junto al novio se acercaron. Queria restregarle sutilmente su "alegria" por su compromiso a su ex mujer.
-Felicitaciones por tu proximo matrimonio, hermano.- dijo con algo de sorna Otto
-Muchas gracias. Soy muy feliz.
-Ya veo..- suspiro Mimi.
Viendo que la cosa podria terminar mal, Miana se adelanto y quizo llevar a su padre a otro lado, pero este, imantado al suelo y motivado por la amargura que aun le causaba la traicion de su hermano y Marie Sophie, continuo hablando :
-Hace tiempo que no me sentia asi. Sophia es una mujer encantadora, inteligente y dulce. Se que sera una buena esposa y madre para los hijos que vengan en el camino.
-Padre...
-Lastima que no haya podido venir hoy, la extraño bastante.
-Yo....- suspiro Maria Sophie
-Que ocurre?.- pregunto Franz sintiendose triunfante por la incomodidad de Mimi
-Yo...espero un hijo. Esperamos...Otto y yo.
Maria Annunziata abrio los ojos sorprendida, misma cosa su marido el cual alcanzo a abrazarla para calmar algo el sopor, mientras Otto acariciaba la mano de su mujer y esta miraba fijamente a su ex marido.
-En serio?
-Si.- contesto
-No nos vas a felicitar, hermano?.- susurro con sorna
-Vas a hacer lo mismo que hiciste con el nuestro?.
-Padre, por favor, vamos...
-No!.- replico apretando los dientes.- Lo haras, no cierto?
-No, deseamos mucho este hijo y vendra al mundo en seis meses.
Fue el acabose. Ahogado por el mar de sentimientos que lo agobiaba, dio la media vuelta y camino en silencio rapidamente hasta los jardines del palacio a respirar aire puro y llorar amargamente. No habia caso...Marie Sophie, aquella rubia de frios ojos azules que le robo el corazon desde que tenia memoria, siempre opacaria su felicidad...
Tras el su hija salio a consolarlo. En silencio se sento a su lado y beso la mejilla aferrandose a el.
-Tu seras feliz, padre. Deja que ella rehaga su vida como tu lo haras con Sophia. Dejala ir de tu corazon...
-No puedo, mi pequeña, no puedo!. Jamas...jamas...jamas...
Todas las cosas buenas que viniesen a futuro para el solo serian un balsamo efimero para la herida sangrante que siempre llevaria en el corazon....Mimi...su adorada Mimi.
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